El ictus es una enfermedad cerebrovascular que afecta a los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro. También se le conoce como accidente cerebrovascular (ACV), embolia o trombosis.
Queremos aclarar algunos falsos mitos sobre esta enfermedad:
– El Ictus NO es una enfermedad degenerativa: tras la estabilización del cuadro no debe existir evolución del déficit neurológico.
– El Ictus NO afecta solamente a personas de edad avanzada: uno de cada 10 nuevos casos se produce en menores de 65 años.
– El Ictus NO produce gran discapacidad en la mayoría de los casos: Con un adecuado programa de rehabilitación, más del 75% de los supervivientes consigue caminar de forma autónoma y más del 45% no necesita ayuda para sus actividades cotidianas.
– El Ictus NO siempre produce discapacidad intelectual y cambios en la personalidad: FALSO: muchas personas afectadas mantienen intactas o levemente afectadas sus capacidades cognitivas.
– Las secuelas del Ictus NO son definitivas: estudios recientes ponen de manifiesto que el tratamiento transdisciplinar en fase crónica mejora la calidad de vida y las funciones físicas y cognitivas.
– El Ictus se puede prevenir: hay evidencia de que existen factores de riesgo modificables que están fuertemente relacionados con la aparición del Ictus.
– El Ictus tiene tratamiento tras el periodo de emergencia médica: se necesita valoración y tratamiento precoz de equipo transdisciplinar, del que es parte fundamental el fisioterapeuta, junto a otras disciplinas como psicología, terapia ocupacional o logopedia.
– El Ictus afecta a la persona y a su entorno: Todos los seres queridos y el entorno del afectado sufren alteraciones funcionales, que es necesario prevenir, valorar y tratar en muchos casos.
Puede encontrar más información en la página web del ilustre colegio profesional de Fisioterapeutas de Andalucía.